domingo, 27 de marzo de 2016

san josé ávila



Convento de San José (o de las madres), el primero de los fundados por Santa Teresa. Allí estamos prácticamente solos y disfrutamos de la conversación con el encargado del lugar, que es el casi único contacto de las hermanas de clausura con el mundo. Allí empezó la Santa sus fundaciones, un 24 de agosto de 1562. Se visita la Iglesia Primitiva, la actual y el pequeño museo de reliquias y arte. Nos cuentan que las monjas, 20 en la actualidad, viven como hace siglos, sin agua corriente, sin calefacción, con un importante ayuno que dura otoño e invierno, y dedicadas a la oración. Duermen sobre colchones de paja, poco, y visitan al médico sólo si es estrictamente necesario. Pero son felices, nos dice Paco. Tocan instrumentos musicales y el otro día le cantaron por su cumpleaños. Parecen ser felices y no nos entienden, dicen que estamos amargados, o eso reflejan nuestros rostros, cuando ocasionalmente nos ven desde un coche. Es la una de la tarde y se les escucha rezar escondidas tras uno de los muros de la Iglesia. Cuesta ponerse en su sitio, cuesta entender esa vida que a nuestros ojos es monótona y perdida. Quizás todo se resuma en ese pensamiento que expresan dirigido al mundo, ¿Qué hacéis con vuestra vida? si ésta se acaba, nos interpelan, ¿qué hacéis acaparando cosas? La sala única del museo teresiano alberga objetos que pertenecieron a la Santa y arte que parece estar de más en un sitio donde el mundo parece haberse detenido.

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