sábado, 28 de noviembre de 2015

duque y cornejo

Pedro Duque y Cornejo, Sevilla (1677-1757)
Mártires (Monasterio de El Paular, 1725)

Inés, Catalina, Lucia y Águeda, Santas Mártires, representadas en escultura policromada. Y mas obras del escultor sevillano alrededor. Nieto de Pedro Roldán, e hijo de pintora, Francisca, y escultor, Jose Felipe. Todos aprendiendo en el mismo taller.

juan guas

Juan Guas, Saint-Pol-de-Léon, France (1430-1496)
Retablo de la Iglesia de El Paular, finales del XV

Dicen que salió de su taller la mano de los artistas que labró el alabastro y lo policromó. Obra grande en la sierra madrileña.




carducho

Vicente Carducho, Florencia (1576-1638)
La muerte de San Bruno (El Paular, 1626-1632)



Originariamente Carducci. Pintor de reyes, siguiendo primero a su hermano Bartolomé bajo Felipe II, y ya después con Felipe III y Felipe IV. En el Claustro de El Paular su gran obra. Elijo uno entre sus 54. Un lienzo entre mil. Palidez, luz y sombras. San Bruno de Colonia (1035-1101), fundó los cartujos. Dicen que Velázquez le hizo sombra, del que dijo “sólo sabe pintar cabezas”. El sevillano ganó el concurso convocado por el rey. Siglos antes fue Enrique II de Castilla el que mandó construir el recinto. Allá por 1390.

Realmente fue su hijo Juan I en el ultimo año de su vida,
" de los cartuxos que nunca comen carne nin fablan..."

http://blogoig.blogspot.com.es/2016/10/canciller-ayala.html

luis de morales

Luis de Morales, el Divino, Badajoz (1509-1586)
Virgen de la leche (Museo del Prado, 1565)
Virgen del huso (Museo del Prado, 1566)
Virgen vestida de gitana (Colección Arango, 1567-1570)

Exposición en el Prado. Compendio del Divino, día de aniversario, el museo cumple 196 años, 19 de noviembre. Las vírgenes de Morales y sus niños. Rostros angelicales en ellas. Pinturas sucesivas en el tiempo.



gerard david


Gerard David , Oudewater (Holanda) (1460-1523)
Calvario (Museo Diocesano, Cuenca) Primeros del XVI

El Museo Diocesano, a la trasera de la Catedral, recibe pocos visitantes. Recuerdo un pasillo, estrecho, con vitrinas y obras, quizás tras la puerta acorazada que parece dar acceso a las obras mas importantes. Allí aparece esta tabla del pintor flamenco. Colores que resaltan. Y paz para observar.
 
 

buffalmaco


Buonamico Buffalmaco , Florencia (activo 1315-1336)

Juicio Final, Triunfo de la Muerte (Pisa, Camposanto)

El Camposanto es tranquilo, con anchos corredores y salas a los lados. En algunas aparecen los frescos, monumentales. Un ejemplo, los de Buffalmaco. Juicios y triunfos. Escenas para observar con detalle y para admirar desde lejos en su grandiosidad. Frescos recuperados a las bombas de la guerra y al paso del tiempo. Frescos para la posteridad. La foto se aleja infinitamente de la realidad. Dice Vasari en sus Vidas que el artista era un bromista. También "tan descuidado en el vestir como en el vivir, casi nunca llevaba puestas la capa y la capucha". Mientras trabajaba en unos frescos de un convento en Faenza, las monjas se quejaron de la palidez de los rostros pintados. Él pedía vino para mezclarlo con los tintes. Evidentemente nunca acababa en la pared. Sus amigos daban cuenta.
Su epitafio fue, "nadie como él supo dibujar con sus manos figuras, como tampoco nadie supo hablar mejor".



Llegamos a la plaza de los milagros. La torre inclinada impresiona. Las fotos o imágenes no concuerdan con la realidad. Pieza blanca hermosa y con una inclinación sobresaliente, es objeto de infinidad de fotos y de personas que intentan inclinarla o sostenerla en poses variopintas. La plaza en sí mismo es una preciosidad, el conjunto de blancos y verde césped da una imagen de postal. El sol la engrandece. Varias zonas verdes permanecen vedadas al asiento del público. La catedral combina mármoles grises y blancos en el exterior con interior que muestra aire de mezquita, también por la alternancia de colores. Un gran Pantocrator ocupa gran parte de la alta cúpula y un extraordinario púlpito de Pisano, 1302, labrado, es la pieza mas fotografiada por los turistas. El camposanto tuvo como origen el de iglesia que albergaba en su pasillo central sin techo tierra santa traída con la segunda cruzada. Hoy es un edificio que alberga infinidad de tumbas y frescos que rodean el claustro rectangular. En gran parte fue reconstruido tras un incendio provocado por una granada el 27 de julio del 44. Esplendidos los frescos de Buffalmaco (activo en 1315–1336) que pinta el juicio final y muestra a los malditos a la derecha y a los bendecidos a la izquierda y el triunfo de la muerte representada en forma de mujer con hoz. El batisterio, austero, sin frescos ni decoración, acoge otro magnífico púlpito. Visitamos también el museo de la Sinopia con diferentes muestras de lo que quedó después de despegar los frescos, algunas de ellas espectaculares.
 

sábado, 21 de noviembre de 2015

van der weyden

Rogier van der Weyden , Tournay (1399-1464)
Descendimiento (Madrid, Museo del Prado, 1435)
Calvario (El Escorial, 1457-64)



Llegamos al Calvario por la réplica de Navarrete, el mudo. Había pasado un siglo. Los rojos de fondo vistos en Toledo deslumbran. Contraste magnífico con túnicas blancas. Vimos ambas obras del belga en la exposición dedicada al artista en el Prado. Destacan sobremanera. El descendimiento no sale del museo. No cansa verlo. Ahora en sala normal. La entrada se justifica. Cada figura es un mundo en sí mismo. El calvario se habrá marchado al Escorial. En la inmensidad de una sala las figuras a tamaño real parecen expresar mas de lo que expresan. Las exposiciones dedicadas atraen multitudes. El Calvario estaba sólo. El guarda vigilando y nosotros. Algo se mueve. De lo mejor o de lo que mas conmueve. El descendimiento también. Se intuyen las lágrimas. Se ven en los planos aumentados que la tecnología ofrece. El color lo inunda todo.  Una copia del calvario en el Museo de Santa Cruz de Toledo. Obra de Juan Fernández de Navarrete, el mudo. Pintor de Felipe II. Hacia 1567.
 




donatello

Donatello, Florencia (1386-1466)
David (Florencia, Museo Bargello, 1440)
Anunciación Cavalcanti (Florencia, Santa Croce, 1435)

Museo de mañana. Madrugar para disfrutar salas con poco público. La sala que alberga el David es inmensa y la escultura en bronce parece quedar aislada ahí en medio. Es salón lleno de luz. Deslumbrante. Como la piedra que muestra la Anunciación. Esta vez la luz es de Iglesia, tenue. Sin saber quién hizo qué. Sin saber quién pudo perpetuar una escena mil veces vista pero mil veces diferente, nos paramos ahí.


bruneleschi

Filippo Bruneleschi, Florencia (1377-1446)
Crocifisso (Florencia, Santa María Novella, 1410-1415)

En Florencia todo es arte. La Iglesia es oscura. El Cristo se ve a lo lejos. Un cordón o barrera impide acercarse más. Pero lo diferente se atisba aunque sea de lejos. El resto lo pone el espectador. La obra tiene su historia. La cuenta Vasari en sus Vidas. Amigo de Donatello, Bruneleschi le reprochó la calidad de una obra diciendo "has puesto un campesino en la cruz". Donatello respondió, "toma madera y hazlo tú mismo".
Así lo hizo, y cuando lo acabó quiso invitar a Donatello a su casa a comer. Compraron comida, le dió las llaves y le dijo que se adelantara, que iba en un momento. Cuando Donatello entró en la casa vió este Cristo y cuentan que la cesta de las viandas se fue al suelo, tal fue su impresión. Los huevos rotos. También llamado como "el cristo de los huevos".



fra angélico

Fra Angélico, Vicchio-Florencia (1395-1455)
Anunciación (Florencia, Convento de San Marcos, 1437-1446)

Quizás luciera el sol. Los jovenes estudiantes suben escaleras corriendo. Y todos se paran allá delante. Es una pared. No sabemos si es lo que buscamos. Luego entendemos que sí. Porque a su alrededor se agolpan los grupos. Y se hablan lenguas cual torre de Babel y podemos disfrutar un rato apoyados contra la pared mirando la otra pared donde el fraile hizo de su labor diaria algo diferente. Rumor a celdas de conventos que hoy se ven repletas de avidez de arte. El gesto se define en brazos cruzados. Dice Vasari que el hermano era bondadosísimo y sobrio, y sonriente. Que nunca pintaba sin antes orar, "nunca pinto un crucifijo sin bañar sus mejillas de lágrimas".



Marchamos al convento de San Marcos, morada del Beato Angélico (1395-1455) entre otros. Impresionante el lugar, múltiples obras del fraile como el Tabernáculo del Linaioli, un descendimiento, múltiples cuadros, el claustro es bello, otra sala muestra obras de Fray Bartolomeo y Fray Paulino. Pinturas murales en restauración, explosión de frescos por todos lados. Subimos a las habitaciones o celdas y la Anunciación nos esquiva o lo hacemos nosotros. No pensamos que pueda estar ahí en un pasillo nada más coronar las escaleras, pero sí. Como si nada, hay que pararse a verla, fresco sobre la pared, la perspectiva asomando, obra grande. Se suceden los grupos, de italianos aburridos, japoneses, franceses que aplauden al ponente, americanos por doquier, monjes con hábito que están de visita, también con móvil, las celdas, todas, albergan arte, un fresco en la pared, obras de Angélico y seguidores, crucifixiones sobre todo, silencio y oración, recogimiento e invitación a la sensibilidad. Buscábamos cuadros y encontramos frescos. Como el de la Última Cena, ya en la salida, hoy lugar para la venta de recuerdos, imponente en la pared. Al lado la Iglesia, aparece una talla de madera, cosa rara hasta ahora, obra de Foggini (1610-1684), el Ecce Hommo se encuentra en la penumbra.