domingo, 27 de marzo de 2016

tordesillas



Juan de Juni (Francia-1506-1577)
Retablo (Museo San Antolín-Tordesillas, XVI)

Francisco del Rincón (1567-1608)

Pedro de Mena (Granada-1628-1688)


Hacemos una visita guiada en grupo de cuatro al Real Convento de Santa Clara. Ocho monjas lo habitan todavía; visitamos Iglesia, refectorio, sala capitular, sacristía y otras dependencias. El techo mudéjar de la Iglesia es lo más destacado. Rápida visita al museo del tratado firmado en el Palacio del mismo nombre. La exposición es pequeña, un par de salas donde diversos paneles ilustran el reparto del nuevo mundo entre españoles y portugueses. Finalizamos la visita a Tordesillas en el museo de arte sacro de San Antolín. Dicen que Juana la loca venía aquí a oír misa desde su encierro en el entonces adyacente Palacio, hoy desaparecido. Interesante visita, estamos solos, no hay apreturas y el entorno respira paz. A destacar el calvario de Juan de Juni que forma parte de un gran retablo. También una talla de Cristo crucificado, de Francisco del Rincón (1567-1608), y la obra maestra, la pequeña talla de la Inmaculada, de Pedro de Mena. Subimos las escaleras de la torre que acaban en asiento para dos. A la izquierda abrimos la puerta que da a la terraza desde donde se divisa una magnifica vista de la vega del Duero. Ajenas a todo, las cigüeñas trabajan en el mantenimiento de sus nidos.
En su origen fue un palacio mudéjar (edificado sobre otro árabe anterior), llamado Pelea de Benimerín, mandado edificar por el rey Alfonso XI hacia 1340 en conmemoración de la Batalla del Salado, financiado con el botín obtenido de dicha batalla. Sirvió de residencia a Leonor de Guzmán, favorita de Alfonso XI. Su hijo Pedro I terminó las obras comenzadas por su padre y lo cedió en 1363 a sus hijas Beatriz e Isabel para que lo convirtieran en un convent.

santa espina



En busca de aventuras mas excitantes iniciamos camino en el coche y nos aventuramos a llegarnos al Monasterio de la Santa Espina, la decisión merece la pena. Se funda en el siglo XII por monjes cistercienses llegados de Francia y desde finales del diecinueve alberga una escuela de capacitación agraria todavía en funcionamiento hoy en día para mas de 100 internos de lunes a viernes. Esto nos lo cuenta uno de los hermanos de La Salle que en una visita guiada muy amena nos ilustra sobre la historia y la arquitectura. Se le nota al señor que le sobra el conocimiento y que es ducho en el arte de contar, nos habla profusamente y con detalle, conocemos la existencia de la escalera de noche para que los monjes pasaran de la iglesia a las habitaciones y de la de día para que fueran al claustro. Se venera un trozo de la corona de espinas de Cristo, que sólo se saca en Viernes Santo. Una de las capillas alberga las tumbas de Rafael Cavestany y esposa. Él, ministro de Agricultura con Franco, impulsó la creación de un pueblo al lado del monasterio, como parte de la tarea del Instituto Nacional de Colonización de contribuir al desarrollo agrario.

El Monasterio de La Santa Espina lo mandó construir doña Sancha de Castilla, hermana de Alfonso VII el Emperador, en el año 1147. Esta infanta obtuvo por mediación del Rey francés, Luis el Joven, una espina de la corona de nuestro Señor custodiada en el Monasterio de San Dionís, y que posteriormente regaló a este Monasterio, de ahí su nombre de Real Monasterio de Santa María de La Santa Espina. En el mismo año llegaron los primeros monjes cistercienses, enviados por San Bernardo, a cuyo frente, según cuenta la tradición, venía San Nivardo, su hermano. 

Al monasterio se accede por un arco de triunfo del s. XVI. Muy cerca se encuentra un monolito que recuerda el encuentro de Felipe II con D. Juan de Austria “Jeromín”, acontecimiento acaecido el día 28 de septiembre de 1559, en este lugar.

santo tomás ávila



Real Monasterio de Santo Tomás. Todavía habitado por 22 dominicos se recorre con audio guía. Tres claustros, una iglesia y el antaño palacio de los Reyes hoy reconvertido en museo de animales disecados y un nutrido Museo de arte oriental son el objeto de la visita. Éste último, fruto de la recopilación de los monjes en su labor de evangelización en China, Japón y Vietnam muestra ese arte de mundos diferentes, y tres pequeños Cristos, mutilados y oscuros, rescatados de entre las ruinas de Nagasaki tras la bomba atómica. El monasterio, edificado a partir de 1482 a instancias de los Reyes Católicos se muestra sobrio y con escasa decoración excepto en la Iglesia donde destaca el retablo principal así como el sepulcro del príncipe Don Juan, de alabastro, hijo de Isabel y Fernando, fallecido a edad temprana. Esa tumba fue profanada en 1809 desapareciendo los restos mortales. Alberga igualmente varias capillas una de ellas llamada del Cristo de las Angustias o de la Agonía, talla anónima del siglo XV ante la cual rezaba Santa Teresa, desde donde se le impartía confesión, y donde tuvo una de sus visiones de la Virgen y San José. A la salida pasa un tren turístico, demasiado deprisa, ni siquiera para atisbar la placa que en la entrada muestra las palabras que el fraile Montesinos pronunciara en el Nuevo Mundo en defensa de los derechos de los indígenas, en 1511. Él salió de este convento. 




Decid: ¿Con qué derecho y con qué justicia tenéis en tan cruel y horrible servidumbre a estos indios? ¿Con qué autoridad habéis hecho tan detestables guerras a estas gentes, que estaban en sus tierras mansas y pacíficas donde tan infinitas de ellas, con muerte y estragos nunca oídos habéis consumido? ¿Cómo los tenéis tan opresos y fatigados, sin darles de comer ni curarlos en sus enfermedades en que, de los excesivos trabajos que les dais, incurren y se os mueren y, por mejor decir, los matáis por sacar y adquirir oro cada día?

san josé ávila



Convento de San José (o de las madres), el primero de los fundados por Santa Teresa. Allí estamos prácticamente solos y disfrutamos de la conversación con el encargado del lugar, que es el casi único contacto de las hermanas de clausura con el mundo. Allí empezó la Santa sus fundaciones, un 24 de agosto de 1562. Se visita la Iglesia Primitiva, la actual y el pequeño museo de reliquias y arte. Nos cuentan que las monjas, 20 en la actualidad, viven como hace siglos, sin agua corriente, sin calefacción, con un importante ayuno que dura otoño e invierno, y dedicadas a la oración. Duermen sobre colchones de paja, poco, y visitan al médico sólo si es estrictamente necesario. Pero son felices, nos dice Paco. Tocan instrumentos musicales y el otro día le cantaron por su cumpleaños. Parecen ser felices y no nos entienden, dicen que estamos amargados, o eso reflejan nuestros rostros, cuando ocasionalmente nos ven desde un coche. Es la una de la tarde y se les escucha rezar escondidas tras uno de los muros de la Iglesia. Cuesta ponerse en su sitio, cuesta entender esa vida que a nuestros ojos es monótona y perdida. Quizás todo se resuma en ese pensamiento que expresan dirigido al mundo, ¿Qué hacéis con vuestra vida? si ésta se acaba, nos interpelan, ¿qué hacéis acaparando cosas? La sala única del museo teresiano alberga objetos que pertenecieron a la Santa y arte que parece estar de más en un sitio donde el mundo parece haberse detenido.