Las
calles ofrecen sorpresas. Arte callejero alejado de lo que se califica de tal. Es
todo un cuadro, que podría colgar en cualquier museo. Cuelga en un soportal
poco transitado, en barrio nuevo, allá donde paraba el aeródromo viejo de
Vitoria. Pocos repararán en él. Pocos se pararán a fotografiarlo. Es una cuesta
de la ciudad, famosa en un día señalado por albergar el mercado callejero de
ajos. Retratos de toda una vida.
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