
Luis de Morales
Piedad (Museo Catedral de Badajoz- 1554)
Salimos para buscar el Museo Catedralicio. Puerta
cerrada cuando ya pasa la hora de apertura. Llamo por teléfono y nos abren la
puerta. Es Jesús y será nuestro guía durante mas de una hora en una de esas
visitas que quedarán para el recuerdo. Las veneras visigodas (piedra labrada
en forma de concha) constituyen una de las joyas del museo, nos cuenta Jesús.
Hasta algún arqueólogo alemán acabó de rodillas al verlas. Si no nos lo
hubieran dicho habrían pasado desapercibidas. El discurso sigue, interrumpido
por alguna llamada. No se trata de ver todo, se trata de ver lo destacado y
entender la globalidad. Estamos en los graneros de la Catedral donde los
poderosos almacenaban la comida y controlaban su distribución. Dos marfiles
grandes, los mas grandes y mejores de España. Son filipinos y muestran a San
Miguel y San Juan. Otra obra de los grandes, de Settignano, un alabastro que
representa a la Maddona con niño. Pieza única nos cuenta. Pasamos al claustro
y allí encontramos una lauda sepulcral en bronce de Lorenzo Suarez de
Figueroa y Mendoza, embajador de los Reyes Católicos en Venecia, familiar de
Garcilaso de la Vega. El hombre tenía gotas y así lo reflejan sus pies. En
cinco líneas se glosa su vida de forma concisa y excepcional. ¿Podríamos
hacer lo mismo? Volvemos a la Catedral y Jesús sigue hablando, incansable.
Nos pregunta y sonríe ante nuestra sorpresa. Ameno y didáctico nos cuenta que
el San Juan Bautista que da nombre a la Catedral y que preside el retablo
central es de Juan Alonso Villabrille, el mismo autor que las esculturas en
piedra de San Isidro y Santa María de la Cabeza que adornan el puente de
Toledo en Madrid. Historia, arte y arquitectura, lecciones todas juntas sobre
suelos de mármol o columnas, o sobre vidrieras que cierran el claustro y
dejan ver algún naranjo, o de pintores de flores como Juan de Arellano. Se
despide nuestro guía casi a punto de que empiece la misa, ahí en el altar
mayor, él sigue ajeno al resto, centrado en enseñar lo que sabe. Luego le
veremos paseando solitario, ya de noche. Tiene ese aspecto diferente que
lleva a algunos a sumergirse en esos otros mundos, en este caso el del arte.
En la Catedral estamos solos,
como en el resto de nuestras visitas. Tapices en paredes y capillas sin
iluminar. Dos camareras de Nuestra Señora de la Soledad nos enseñan la
sacristía y nos cuentan que están en novena, que la imagen de la Virgen
auténtica está aquí, que la que vimos por la mañana en la capilla es otra. Y
estará hasta el día 15, la festividad. Talla de 1664 que cuentan que viaja
desde Nápoles a Barcelona y de ahí a Madrid. Talla entera, arrodillada, con gesto de niña y trenza de
madera. En Madrid no se permitió hacer una copia y dicen que hicieron un
lienzo, el que cuentan es el actual que se venera de la Virgen de la Paloma.
Gran retablo en el altar.
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