sábado, 26 de marzo de 2016

alcazares

Encaminamos nuestros pasos a los Alcázares, que como dice el folleto combina arte, historia y cultura en un espacio que admite las inevitables comparaciones con la Alhambra granadina. Salas repletas de hechos históricos como la que alberga la pintura Virgen de los Mareantes, de Alejo Fernández, 1535. Dicen que ante esta imagen rezaban los marinos que emprendían viaje a lo desconocido. Se pasea por entre dormitorios reales y se llega al hermoso patio de las doncellas. Conjunción de estilos acumulados. En un rincón no numerado según la guía el agua se vuelve verde, reflejo de la abundante vegetación. La fuente ya no surte pero el frescor sigue, signo de corrientes que atraviesan galerías y llegan hasta este pequeño mirador donde pasar horas muertas bajo arco de piedra. Se suceden los jardines repletos de palmeras, en forma laberíntica a veces y siempre con fuentes. En el estanque de Mercurio, el agua cae desde la altura, le llaman el chorrón, mientras el dios estatuado permanece impertérrito. Al fondo más palmeras dibujando el cielo.

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