De primitivo alcázar celtibero a fortaleza que ha visto pasar a todos
los moradores de la península. Castillo mayor y menor, juntos, en lo alto del
monte dominando la ciudad. Es Xátiva o Játiva antes. La reconquistó Jaime I en
1248. Escenario de rebeliones coma la germanía, contemporánea de los comuneros.
En 1707 Felipe V ordena incendiar la ciudad dentro de la guerra de sucesión. Luego
vendrá otra destrucción, la napoleónica. Muros que se destruyen y que se
levantan, el sino de las murallas. Ha tenido ilustres prisioneros, y uno de
ellos protagonista de lo que parece ser una historia de amor. El Duque de
Calabria, Fernando, recluido por el rey católico del mismo nombre. Dicen que el
Duque simpatizaba demasiado con la entonces esposa del rey, Germana de Foix. Otros
veían motivos políticos. Ahí estuvo 20 años, dicen que lloraba asomado a la
ventana. Ya viuda del rey y del segundo marido, Germana casó con el liberado
duque, cumpliéndose quizás el deseo de toda una vida. Ellos fueron los virreyes
de Valencia.
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