Llegando
a Peñafiel aparece la silueta de su castillo, esbelto y soberbio. En peña que
divisa la población. Hasta allí ascendemos poniendo el auto en primera. Llegar
y besar el santo, acertamos con la visita guiada a la fortaleza. La peña más
fiel se tomó en la reconquista. Castillo hecho construir por Pedro Girón, de
ahí los tres girones del escudo. 66 escalones nos llevan a la torre del
homenaje. Vistas que la vista no abarca. El navío castellano lo llaman, con
proa y popa, vigilante de los campos, como arca de Noé varada en la montaña
inexpugnable. A escasos metros el Duero se junta con el Duratón. La visita
acaba con vistas a mazmorras. Estuvo bien.
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