sábado, 15 de abril de 2017

Donghi


Fundación Mapfre. Allí se exhibe Retorno a la belleza, obras maestra del arte italiano de entreguerras. Rasgos de clásicos italianos. Narices que caen rectas, rostros picassianos. Tras la devastación de la Gran Guerra y ajenos a que vendrá algo peor, el arte sigue pensando en plasmar vida. Dos plantas que recorremos lentamente, y un resultado global magnífico. La fuente, lugar de comunicación y socialización, es un hermoso cuadro de Gisberto Cerachinni, 1930. Retratos y desnudos. Ella lee Dhely, y medita, es La muchacha sentimental, de Ubaldo Oppi. Más retratos suyos, magníficos. Sorprenden los colores y figuras precisas de Antonio Donghi. También hay objetos y bodegones. La escultura Nena de Arturo Martini, 1930, sólo el busto, destaca entre los lienzos colgados. El Retrato de Renato Gualino, de Felice Casorati, 1924, sirve de portada de la muestra y transmite serenidad. Y la familia en la playa que reza el rosario de Cagnaccio es fantástico en su composición, expresividad y materialización. Puestos a elegir una obra me voy a lo pequeño, en tamaño, sencillo en composición, humilde en su idea, el retrato, puro y simple, de pocas sombras, de mucha luz, es la Jovencita de Donghi, de 1931. Grande en su mirada.

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