sábado, 28 de mayo de 2016
aranjuez
Aranjuez es sinónimo de viajes y de paradas para descansar o comer. En
la rana verde, al abrigo del Tajo que luce oscuro y por donde surcan piraguas. Cruzar
el puente y seguir, quizás para comprar fresas en puestos callejeros, será
primavera. Quizás una visita al Palacio. Otra más después, en otra primavera. Lo
mandó construir Felipe II. Residencia real, salas y salones, lámparas y
cuadros, tapices y alfombras. También los jardines, bucólicos y áridos en tierra,
regados sus hierbas por aguas de ríos.
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