Caminamos hasta el coliseo, despacio. Hemos quedado para hacer una
nueva visita guiada. Damos la vuelta al ruedo por el exterior para admirar la
altura y para fotografiar los espacios. Buscamos el sol que calienta. Los
alrededores del anfiteatro Flavio empiezan a llenarse de personas y grupos,
muchos escolares. El nuestro arranca puntual, se llama Rosana la guía, es
italiana, y la visita, de tres horas, será recordada. La visita arranca en el
foro, con lección de historia. El foro como lugar de encuentro para el
comercio, para el intercambio. Valle de agua entre colinas pobladas. Todo eso
evolucionará pero nunca perderá el carácter público. Quedan restos, columnas,
piedras, calzadas que pisaron muchos. Y sobre todo historias que Rosana va
desgranando con calma. Subimos a los palacios del Palatino, más historias,
restos de circo a lo lejos, el Massimo, que albergaba a 250.000 personas, y
vistas del foro. Y queda el coliseo, un espectáculo, aquí llegan las historias
de gladiadores, emperadores, cónsules, el senado, las luchas, las conquistas y
las guerras civiles. Fotos y más fotos, dando la vuelta e imaginando.